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Funciones de la piel

ORGANO CUTANEO

Una piel sana es a menudo bella, suave, tersa y a la vez resistente a los cambios ambientales. En la actualidad, el cuidado de la piel en adultos mayores ha progresado a fin de prevenir el cáncer y otras enfermedades de la piel, así como para preservar su calidad general el mayor tiempo posible. La piel resulta indispensable para la armonía sistémica del organismo. Su déficit, como ocurre en ciertas enfermedades congénitas (aplasia cutis) o en caso de grandes quemaduras, pone en peligro la vida humana.

Por otra parte, este órgano puede ser el sitio en que se expresen enfermedades internas. Muchos lo han considerado el espejo de la salud, e incluso, de las emociones, ya que muchas veces una enfermedad psíquica puede manifestarse en la piel o sus anexos. Recuérdese el encanecimiento repentino de la Reina francesa Maria Antonieta antes de subir a la guillotina.  Aunque popularmente se le ha agenciado el nombre de síndrome de María Antonieta, en realidad se trata de una afección conocida como alopecia areata para el cabello oscuro. La alopecia areata se trata de una enfermedad que provoca la caída del pelo en zonas localizadas del cuerpo. Esto permite comprender la estrecha relación entre el psique y epidermis.

CONSTITUCIÓN ANATOMICA

Un individuo de peso y estatura medios esta cubierto de 1.85 m2 de piel, la cual pesa alrededor de 4 kgr., tiene un volumen de 4000 cm3, y mide 2.2 mm de espesor: lo anterior equivale al 6% del peso corporal total.

La piel presenta en su superficie más de 2.5 millones de orificios pilosebáceos y los llamados pliegues losángicos, y en especial en las palmas y plantas las crestas epidérmicas, llamadas dermatoglifos, que permanecen invariable toda la vida (huella). Figura 1 y figura 2. Los anexos de la piel o faneras son el pelo corporal, la piel cabelluda y las uñas.

FIGURA 1
figura 2

COMPOSICIÓN QUÍMICA

La piel se compone de agua en un 70%; minerales como sodio, potasio, calcio, magnesio y cloro; carbohidratos como la glucosa; lípidos, en especial colesterol, y proteínas como colágeno y queratina. La piel es el órgano más grande en el cuerpo humano, comprendiendo aproximadamente un seis por ciento del peso corporal de un adulto. Fundamentalmente, la piel proporciona una barrera entre el cuerpo y su entorno, también permite el control del funcionamiento de otros factores corporales. 

FUNCIONES DE LA PIEL

Primeramente, la piel ayuda a mantener una temperatura constante de cuerpo. Cuando el cuerpo humano llega a estar caliente, el calor puede perderse en la gama de temperatura ambiente de 23-30ºC por la dilatación de los vasos sanguíneos, dando el aspecto visual que es usualmente conocido como “sonrojo”. Por encima de los 30ºC, la función del sudor comienza y tiene lugar el enfriamiento evaporativo. Similarmente, la exposición del cuerpo a temperaturas frías produce vasoconstricción, reduciendo así la corriente de sangre hacia la superficie de la piel, y por lo tanto ayudando a mantener el cuerpo caliente. Igualmente se reduce la sudoración y el pelo se eriza, para crear una capa de aire aislante del exterior. 

Figura 3. Funciones de la piel (© JVC 2017)

Todas estas funciones están controladas de forma autónoma por el hipotálamo, pero se superponen con efectos semejantes cuando se producen situaciones de tensión extrema (reducción del riego periférico), miedo (sudor en manos y frente) o vergüenza (sonrojo). Figura 4. 

Figura 4. Función reguladora de la temperatura de la piel (© Shutterstock)
función de la piel

Una segunda función muy importante de la piel es mantener el contenido de agua del cuerpo. Los lípidos y ceramidas en las capas externas de la piel proveen una barrera a la excesiva pérdida de agua del cuerpo. Si estos lípidos emergidos se quitan de la piel, por detergentes, por ejemplo, la pérdida de agua mediante la piel aumenta y resultará la condición dérmica conocida como “piel seca”.

Una tercera función de la piel es la de ayudar a la protección del cuerpo ante los efectos de exposición a la luz. La exposición del cuerpo a la luz del sol es controlada por los pigmentos en la piel, que absorben la luz ultravioleta potencialmente nociva desde el espectro. El pigmento natural en la piel es la melanina, que varía no solamente entre razas, sino también dentro de los individuos de la misma raza. Los niveles de pigmentación (concentración de melanina) aumentan también con la cantidad de luz ultravioleta que incide en la piel, tales cambios dan más protección a la luz del sol, como respuesta directa a la exposición ultravioleta.

 

MANTO ÁCIDO

La piel también provee alguna protección a los efectos del ataque químico o microbiológico. La superficie de la piel está cubierta por una película conocido como el “manto ácido”, que está formado por el sudor y la secreción de las glándulas sebáceas. 

El manto ácido normalmente tiene un pH en la gama de 4.5-6.5, dependiendo del lugar del cuerpo analizado, y la protección se proporciona a la piel por el tampón químico regulando las funciones químicas y microbiológicas. Los cambios severos en el pH del manto ácido pueden dar origen a una invasión bacteriológica indeseable, sensibilización y diversas formas de dermatitis de la piel.

En estas circunstancias, los microorganismos benignos residentes, que normalmente se encuentran sobre la piel a su pH normal, no pueden sobrevivir, dejando la piel dispuesta para la colonización de organismos patógenos transeúntes invasores.

Figura 5. Sensores de la piel (© Shutterstock Traducc. JVC)
funciones de la piel

Finalmente, la piel proporciona alguna resistencia a la tensión mecánica. La capa córnea más externa de la piel provee una cobertura externa dura al cuerpo, como una línea de primera defensa al daño y la presión mecánica externa. Las propiedades reológicas de la piel también dan características “absorbentes de choques”.  Para las funciones anteriores la piel dispone de una serie de elementos sensoriales que identifican las sensaciones de presión en sus diversas formas (superficiales o profundas, escozor, roce, pinchado, golpe,…), calor, tracción mecánica, etc. y que permiten la relación con el entorno, y la reacción de defensa para las mismas, mediante la transmisión desde las terminaciones nerviosas presentes en la dermis al resto del sistema nervioso.

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